Ante la pena, lentejuela

La escritora, Carola García López, con su madre, la Lolín, en Madrid, de camino a un casting de un comercial, con el “perro poodle look”.

Episodio II

A propósito de mi madre -
En el día en que resucitan.







Mi querida madre, María Dolores, “la Lola/Lolín”, López Acosta, odiaba con todas sus fuerzas la compradera en estas semanas de mayo para el Día de las Madres. Sus quejas se repetían cada año como las letanías en las marquesinas boricuas de los rosarios que nuestras ancestras le siguen dedicando a sus muertos. 

Todavía retumban al son de barril de bomba sus melódicas quejas en mis tímpanos: “¡¡¡Qué si todos los días, Carola García (así me decía, con nombre y apellido) son días de las madres!!!” “¡¡¡¡Qué si ese parking de Plaza está preñao de carros como si la gente tuviera chavos pa gastar como si fueran de Dubai!!!!” “¡¡¡¡¡Qué a mí no me compres nada que yo lo que te tengo es una bobería!!!!!” 

Curiosamente, entre tanto vergel de quejas soltadas al amanecer vía telefónica, mama era la persona más cumplidora del mundo completo mundial*. Mama siempre siempre tuvo detallitos o boberías para cualquier versión de la maternidad existente… Hasta iba al cementerio a ponerle flores de plástico a la gran abuela Alicia.

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( ( ( ( ( ( Paréntesis líquido ) ) ) ) ) ) 


No sé si han visto los cementerios boricuas en el Día de las Madres. Las filas de carros son como los atascos del chinchorreo dominical, o como las interminables filas en los moteles patrios para el día de las secretarias. 

Mama y yo nos partíamos de la risa observando los arreglos descomunales de flores. Estábamos convencidas que mientras más desconsiderados, cabrones, abusadores o maltratantes con las madres y/o sus versiones, mayor es el arreglo de flores en cuestión. 

En fin, los domingos de madres están de madre....


( ( ( ( ( ( Cierro Paréntesis Líquido ) ) ) ) ) )

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Un día, me decía la maravillosa, intelectual, bellaca y sexy** Mercedes López Baralt que cuando muere una madre, el mundo se queda sin barandas. Llevo sin barandas varios años... gracias cabrón COVID-19 por llevarte a la Lola a destiempo. Eres tan cabrón como los políticos de esta isla que a veces espanta. También, me quedé sin zapata porque mi papá murió de Alzheimer a poco tiempo antes que mama y de alguna manera él era parte de mis cimientos.

Llega mayo con sus aguaceros y feminicidios en aumento y se me activa la saudage a full!!!!!! Pero este año es diferente. Sigo entre mocos y babas saladas cuando marco el celu de mama y me doy cuenta que no va a contestar pa’ quejarse del Día de las Madres. 

Este año voy para la casa de mi comadre, Carla, la otra mamá de mi hija Cecilia, la esposa ya hace varios años de su papá, Iván. Muches pensarán “qué modernos estos tres que se llevan tan bien…” Pues sí, somos un equipo de amor y solidaridad que hemos pasado el Niagara en bicicleta. Cuándo pasé por la quenepa podría del cáncer de teta, Iván y Carla estaban ahí jurándome que si estiraba la pata elles estarían pa’ Ceci. Eso vale un mundo y varias galaxias. Luego, cuando pasé por mi severa crisis mental por el desbalance de mis neurotransmisores, entrando y saliendo de hospitales psiquiátricos como turista de airbnb en airbnb por Ocean Park y la Loíza, citas con mi psicóloga y mi sanadora de Reiki, allí estaban Carla e Iván sosteniendonos. Y cuándo la muerte prematura de Papa y Mama ahí estuvieron cargando mi alma entre sus manos.

Si me fuera a tatuar algo sería la frase de mi amiga hermana desde tercer grado, Carmen Sara, la Cambu, que dice “a veces el agua pesa más que la sangre”. Cada año que tengo la suerte de vivir me reafirmo que sí, a veces el agua pesa más que la biología o la genética. Que al final es la familia escogida la que sigue resonando en el tiempo. Esto también me lo enseñó la comunidad queer desde que era universitaria... y me lo re-confirman las hermandades que construyo en mis clases y proyectos artísticos.

Gozando con mama en la expo de Sevilla, 1992.

En lo que imaginaba este texto pensando en la Lolín o Lolyn, (con í o y porque las reglas del juego de la gramática me dan igual) puse a madurar tomates a ver si me sale un gazpacho andaluz, aunque, desgraciadamente los tomates que conseguimos en los súpers de la colonia no saben a tomates. Para el domingo, también voy a hacer un gazpacho ponceño a base de bacalao, cebollitas, pan sobao y, si los consigo, aguacates y un arroz con maíz como hacía Mama y Papa. 

Tampoco pueden faltar las rosas para mis muertas. Tengo flores hasta en el culete pa’ celebrar mi maternidad de 25 años (los años de Ceci) y para celebrar mi otra maternidad… 30 años siendo Profesora en la Universidad de Puerto Rico sin permanencia ni justicia laboral como tantes otres profesores, pero, cómo dice el papá de los pollitos, Tego Calderón y cito: “la academia no me premia, eso me alegra”. La UPR es como Medea estrangula a sus hijes y como madre que es de todes la seguimos queriendo con la gozadera, el compromiso y la certeza de que a través de la educación y el amor, sobre todo el amor, otro mundo es posible.

Gracias por leerme, Pupilas, ¡les amo y me amo! 

Atentamente, The Dragon Lady

Carola García López

Lee aquí el primer episodio de Ante la pena, lentejuela.

Notas al calce:
* Redundancia adorable aceptada por el equipo editorial. :-) 
** Así le digo hace años a Mercedes y ella encantada.

- Todas las fotos cortesía de Carola García López.



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